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¿QUÉ SON LOS ALGORITMOS Y CÓMO FUNCIONAN?
Poco a poco, y desde hace ya bastante tiempo, nuestra vida “virtual” está regida por los algoritmos en internet. Hay quien los demoniza y otros que los entienden como una parte imprescindible de la personalización de nuestra experiencia online. La cuestión es que, poco a poco, se van perfeccionando, volviéndose imprescindibles y llegando mucho más lejos, hasta el punto de lograr que un político gane las elecciones.
El rey de los algoritmos es Google, que, para empezar, se posicionó como primera opción en la mayor parte de los países como buscador a base de emplear unos algoritmos muy bien elaborados. ¿Qué son, pues? Formulaciones que priorizan ciertas informaciones sobre otras para que el usuario se encuentre cómodo. Google supo emplearlos para que los resultados de las búsquedas que realizásemos en él fuesen absolutamente satisfactorias y recurriésemos a él sobre Lycos, Bing y otros buscadores de la competencia.
Facebook, tan criticada en el momento presente por su falta de objetividad, ha empleado desde siempre algoritmos para recomendarnos páginas, grupos o amigos en base a nuestras acciones dentro de su plataforma, y poco a poco ha ido perfeccionando sus algoritmos hacia la sugerencia de contenidos en base a videos que reproducimos. Todo lo que hacemos deja una marca que los algoritmos emplean para sugerirnos qué hacer, qué comprar, o dónde informarnos.
En el negocio de los casinos, los algoritmos son de suma importancia. En juegos de cartas como el poker o el blackjack, el barajeo es esencial y es llevado a cabo por algoritmos. También los bonos de bienvenida que se ofrecen en juegos como la ruleta online gratis sin registro se ofrecen a un perfil concreto de jugador, con la idea de atraerlo como usuario recurrente, y estas elecciones son tomadas por algoritmos.
La cuestión es que estos algoritmos no sólo afectan a nuestros actos en internet. Como se ha demostrado recientemente, han sido usados para inducir al voto de políticos como Donald Trump con mucha sutileza (hasta que se ha descubierto), pero también el mercado de valores se ha visto muy influenciado por estos algoritmos, que son capaces incluso de crear cracks relámpago que afectarán a la bolsa, provocando fluctuaciones en los precios y en en la influencia de unas u otras marcas.
La aplicabilidad de los algoritmos parece ya infinita, habiendo incluso hoteles con procesos automatizados de checking y horarios de limpieza basados en algoritmos. La tecnología doméstica (neveras, televisores, luminaria) también nos ofrece aparatos capaces de arrojar una experiencia mucho más confortable basándose en algoritmos: adaptar la luz ambiente en función del tipo de película que estemos viendo en base al sonido, readaptación de la temperatura interior del congelador según la temperatura exterior, recomendación de series y películas en base a las que hemos visto anteriormente, etcétera.
Lo que está claro es que, si siguen creciendo, es porque reportan muchísimos beneficios a las empresas que comercializan productos y servicios, ya que su oferta viene determinada por una demanda que conocen perfectamente. Buscadores como Google sacan mucho provecho proporcionando a estas marcas la información necesaria para comercializar sobre seguro lo que el usuario desea adquirir. El mismo procedimiento se emplea para posicionamiento en Google (SEO), generando contenidos en blogs, newspapers y magazines de manera estratégica para aparecer en los primeros resultados del famoso buscador.
Inevitablemente nos conduce a preguntarnos dónde quedó el libre albedrío, y hasta qué punto es rentable dejar en las virtuales manos de las matemáticas decisiones orientadas a nuestra satisfacción… sin que nosotros lleguemos a ser conscientes de si estamos interactuando para llegar a tomar la decisión de comprar tal cosa o pasar nuestras siguientes vacaciones en tal lugar.